Agonizando sobre el asfalto

Si me las prometía muy felices al retomar los entrenos de running después de una semana sin correr tras la Maratón de Barcelona, el batacazo de este martes ha sido de los buenos. Vamos, que casi termino caminando, pero habrá sido el orgullo y la tozudez los que me han empujado a seguir corriendo.
Tras la clase de spinning de las 9:30 he salido a correr con la idea inicial de completar 18 kms a ritmo cómodo (entre 4'20 y 4'30/km). 

Al principio todo bien, pero ha sido llegar casi hasta Port Ginesta donde me han comenzado a doler ambas rodillas, síntoma de que la recuperación postmaratoniana todavía no había llegado a su fin. ¿Por qué será que siempre se cumple la Ley de Murphy y cuando estás más lejos del punto de partida es cuando te surgen los contratiempos? Así que no me queda otra que parar a estirar unos minutos y reemprender el camino de vuelta, y volver a repetir este proceso a los 2 kilómetros, donde me vuelven a aparecer lass molestias. Tras esta segunda parada, de otros tantos minutos, reemprendo la marcha y hago ya del tirón los 6 kilómetros que me faltan, no sin algo de dolor pero que por cabezonaría ignoro.
Al final 15 kms de sufrido running, en 1h07' (4'32''/km), por fin bajo un día casi primaveral.

Después, al mediodía otra sesión de spinning, acabando así este martes con 2h37' de entrenos.
En vista de la experiencia, dejaré descansar un poco las patas y que desconecten de la carrera a pie, buscando como alternativa el trabajo en la elíptica y acumulando más horas de rodillo en la Keiser M3.