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martes, 18 de marzo de 2014

Pacemaker por partida doble

Personalmente el asfalto me atrae cada vez menos y me llama más la montaña, con su gran cantidad de beneficios, ya no psicológicos (te permite abstraer de la ciudad, del cemento, de la contaminación...) sino también físicos, siendo más difícil lesionarse por sobrecarga o impactos repetitivos contra el suelo duro.
Pero en ocasiones como las que muestro a continuación, vale la pena hacer un esfuerzo y sacrificarse un poco aunque luego pases unos días un tanto tocado articularmente hablando.

Seré breve, ya que la historia no da para mucho... Además tampoco me enrollaré con crónicas ni textos que siempre acaban desembocando en lo mismo (ritmo, sensaciones, crono final...) y lo expresaré casi todo con unas imágenes.

Este año he tenido la ocasión, y espero que los próximos siga siendo así, de ser nuevamente pacemaker (liebre de la organización) en la Media Maratón de Barcelona, a mitad de febrero, por tercer año consecutivo, llevando a cuestas la bandera de la 1h20'. Finalmente crucé la meta unos segundos por debajo: 1h19'42''.


Pero lo que realmente me ha llenado este año ha sido poder ser pacemaker de la maratón de mi ciudad, sí, de la Maratón de Barcelona. Este pasado domingo 16 de marzo pude tener el placer, orgullo, satisfacción (llámalo como quieras...) de hacer de liebre de 3h00 en una de las maratones más importantes de Europa. Una experiencia inolvidable que la disfruté de principio a fin, cruzando la meta en 2h59'11''.
 Km 41.Últimos metros!
La satisfacción del trabajo bien hecho

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